jueves, 29 de julio de 2010

Fuegos artificiales


Me había arrastrado hasta allí con el único objetivo de ver aquellas cosas que explotaban en el cielo. A mi no es que no me gustasen, es que, ni me iban ni me venían. En cambio a ella, le encantaban.

-¿No te parece como magia? -me preguntó.
-No, me parece ciencia.
-Soso -me dijo, y giró la cabeza. Su sonrisa apareció otra vez en su rostro.-¿por qué no miras los fuegos?
-Los estoy mirando-le mentí.

En realidad, lo que a mi me gustaba, era mirar la cara que ponía ella cada vez alzaba la vista al cielo, cómo se le iluminaban el rostro de distintos colores, cómo los fuegos se reflejaban en aquellas gafas enormes, que le ocupaban toda la cara junto a su sonrisa.
Y entonces, solo entonces, la besé.

lunes, 26 de julio de 2010

Días grises.


Paradógicamente, los días grises, Clara se viste con su vestido blanco de tirantes, escala por aquellas rocas por las que solía ir con su abuelo, y se sienta arriba del todo. Allí, se siente alta. Allí, se siente importante. Allí, se siente libre.
El viento baila con su vestido y con su pelo rubio. Ella no hace nada por impedirlo. Simplemente, tira, de uno en uno, todos sus recuerdos a aquel mar.



Pero siempre, siempre, SIEMPRE, se los devuelve. Y con más fuerza.

Blancanieves


Tan buena como ingenua.

Para empezar, tiene que escapar de casa por se más guapa que su mala malísima madrastra. Por ser guapa, porque si el problema fuese de inteligencia, la chiquilla podría estar bailando delante de ella, que ni se inmutaría.

El caso es, que ella y el halo de hermosura que le rodea se marchan cantando, como si la cosa no fuera con ella, por el bosque en adelante. (¿por qué preocuparse, si, total, soy bonita y sé cantar?)

Y llega a una pequeña casa. Decide entrar. Una cosa LÓGICA, por fin. No hay nadie, así que, ¿por qué no? Entramos sin el permiso de nadie, que, total, eso ya está muy pasado de moda. Pero, por favor, una vez que decides cometer un allanamiento de morada, no sé, desayuna (ya que se supone que no comiste nada), descansa, mira a las musarañas, ¡pero no te pongas a limpiar!

Tuvo suerte, a los siete hombrecillos que vivían en esa casa, no les disgustó la idea de tener una asistente gratis, y la invitaron a quedarse.

Pero la mala malísima de la madrastra no se da por vencida, le ofrece una manzana envenenada ("Podría comerme cualquier otra manzana de la casa o incluso de los árboles del bosque. Pero, comer una que te ofrece una desconocida, sin duda es mas guay"). Lo dicho, que la tía casi la palma. Pero no os preocupeis, que viene el galante y apuesto príncipe azul a revivirla con un beso.

("¿Y por qué no irme con un desconocido que me acaba de dar un beso?").

jueves, 22 de julio de 2010

I have just seen a face


Toda la fuerza de aquella chica, se concentraba en la mirada. Parecía tan segura de si misma, que imponía el mero hecho de cruzarse con esos ojos, casi transparentes, con los que casí podías entrever su alma, guardados por infinitas pestañas, que hacían una pequeña sombra alrededor cada vez que bajaba la mirada.

Su boca, sellaba una sonrisa que luchaba por salir, pero sus labios no se lo permitieron. No al menos aquel día. Su tez era blanquecina.

Lo que más me fascinaba de ella, era su pelo, despeinado a causa del viento, y de ese color tan llamativo que se filtraba a través de mi pupila.


Fueron diez los segundos que me tomé para memorizar el rostro de Ana.

martes, 20 de julio de 2010

Siempre me pide que no le dé las gracias.


Pero cuando me veo atrapada entre los peces de ciudad, sabe revivirme sin necesidad de dormirme con cuentos de hadas, bailando incesantemente un rock and roll destinado a los idiotas, los idiotas como yo, que se nos ha hecho ya demasiado tarde y tenemos que buscarnos a otro perro que nos ladre, porque ya dejamos de ser princesas.

Cuando me veo sola en el boulevard de los sueños rotos, me toma la mano, y me ayuda a buscar mi mes de abril, enseñándome que amores que matan, nunca mueren.

Cuando me desespero en un callejón sin salida, se sienta en la mesa de la virgen de la amargura, a negociar mis mayos en París.

Ella me enseñó que a veces, jugar por jugar, no está tan mal, que las mentiras, a veces pueden parecer mentiras, y que los espejos, no me tienen por qué dar la razón si yo no quiero.

Ella tiene un corazón tan cinco estrellas, que aún no ha aparecido el hijo del Dios que se merezca ir con ella.

Se merece mucho más que un novio poeta, aunque eso, quizás ella no lo sepa.

Siempre que lo necesito, hace que me salten lágrimas de la emoción, de saber que está ahí.

¿Cómo comenzar algo ya terminado?

Borrar permanente, esconder lo que no tienes.
Mentir a la realidad, detener la tempestad, parar el tiempo.
¿Cómo encontrar lo que no buscas?
Sumergirse en los recuerdos, hasta que no te quede aliento para volver.
Ganarle la carrera a la tramposa mala suerte, cuyas artimañas son tan nobles
como la mentira, que juega con la hipocresía al despiste.
¿Cómo ganar una batalla perdida de antemano?

lunes, 19 de julio de 2010

Somos malas, malas sombras


Somos malas de verdad.

Somos como una espina que solo sabe pinchar

y mas malos que la Kina.

Los hermanos malas sombras no salimos a pasear

nos encanta dar vacunas con agujas de pinchar.

Que te duela la tripita

y las muelas mucho mas

Somos malos

malas sombras

Somos malos de verdad.

sábado, 17 de julio de 2010

En cuanto podía, se descalzaba,


Para sentir el mundo debajo de sus pies.

Ya que, habitualmente, lo sentía encima de sus hombros.

viernes, 16 de julio de 2010

Fue allí donde nos dimos el primer beso



Pero de eso hacía ya, unos cuarenta y tres años, con todas sus primaveras, mentiras, alegrías, desengaños e historias largas que no apetecen contar.

Y sin embargo, hoy me cogía de la mano otra vez para ayudarme a salir del agua. Hoy, de nuevo, el cielo se teñía de gris para echarnos del agua que seguía acariciándonos la piel como de costumbre. Hoy, de nuevo, me volvían a brillar los ojos cuando él me miraba.

-Feliz aniversario -me dijo.

Su voz, se había vuelto áspera. Las arrugas, no habían perdonado a la piel perfecta con la que antes se vestía y el cuerpo escultural que a muchas chicas volvía locas, había quedado ya muy atrás No me importaba. El tiempo, siempre había jugado en nuestra contra. Hoy sentía que le habíamos ganado la carrera. ¿El tiempo nos mataba, o nosotros lo matábamos a él?

Porque el amor, cuando no muere, mata

Porque amores que matan, nuna mueren.

martes, 13 de julio de 2010

Aquel lugar


El sol acariciaba suavemente el paisaje donde nos encontrábamos, y tambien su rostro. Me miraba a través de los mechones de pelo rubio y rizado que le caían sobre los ojos. Sonreía mientras, tomándome de la mano, me guiaba por aquel laberinto salpicado de distintos verdes.
De pronto, me di cuenta de que, a medida que descendíamos por aquellas escaleras de madera, la maleza de alrededor nos impedía más y más avanzar, hasta el punto de que el supuesto pasamanos apenas se distinguía.


-Espera, espera -le supliqué entre risas. Él se volvió, y al mirarme tan fijamente, pude casi medir con exactitud la ilusión que le hacía mostrarme aquel lugar.


-¿Qué pasa?-Yo le mostré los arañazos de mi brazo y el roto de mi vestido blanco, como respuesta.-¡pero si te estoy yo apartando prácticamente toda la maleza!


Y era verdad, ya que estaba visiblemente peor que yo.
Continuamos un poco más, hasta que una pierna se me engancó en una rama seca, y perdí el equilibrio. Me sujetó, no sabría decir si más con resignación o con cierta diversión al verme así, por la cintura, y, despues de titubear un poco, me dijo:
-Anda, te llevo.
Me subí a su espalda agarrándome todo lo fuerte que me permitían los brazos para recorrer los últimos peldaños de aquellas escaleras interminables. Cuando llegamos a aquel lugar, supe que había merecido la pena el roto del vestido.

sábado, 10 de julio de 2010

Sin asíntontas entre nosotras.


Cuando me miraba con esos ojos, bueno, perdón, quizás sería mejor decir cuando me traspasaba con esos ojos, siempre tuve la impresión de que sabía a la perfección lo que yo sentía. Nunca le pude ocultar nada. Nunca quise ocultarle nada.

Cuando tengamos ochenta años, y las arrugas nos corten la piel al igual que cuchillas afiladas cortan la mantequilla, cuando canas hayan invadido sin piedad su brillante pelo, cuando hayamos dejado atrás más años que azucar en una gominola, entonces, y solo entonces, podré estar segura de haber hecho algo bueno en mi vida. Hablarle en aquella clase, que prometía ser aburrida.

Tanto tiempo dejará hondas cicatrices, a lo mejor, algunas ya han empezado a brotar, pero ninguna conseguirá separarnos.

Lo único que lamento en este momento, es no saber escribir como ella para dedicarle lo que en realidad, se merece.

Tengo años para aprender.

viernes, 9 de julio de 2010

La chica de los años 60


Siempre llevaba vestidos llamativos, de esos que se ven en las películas antiguas. De pelicula, tambien era su blanca sonrisa, que habitualmente iba acompañada de carcajadas estruendosas. Ella era feliz. Se le notaba en la mirada.

El sol jugaba con los reflejos de su pelo mientras ella jugaba a sacar fotos a todo lo que veía con aquella cámara antigua. Iba de aquí para allá, canturreando, sin importarle nada más que la luz que se filtraba por el gigantesco objetivo.

Con alguien así a tu lado, ¿quién iba a querer volver al frío siglo XXI?

jueves, 1 de julio de 2010

Querida responsabilidad:

No te sientas mal por esto, pero, por favor, ¿podrías tomarte unas vacaciones? Aunque sea unas pequeñitas, para así darme un respiro y poder bailar con la inconsciencia, que hace bastante que me persigue.
Y, por favor, si por un casual te cruzas con la indiferencia, dile que no vuelva, que sin ella estoy muy bien. Te lo digo porque hará una semana, me escribió diciendo que pretendía volver.
Saludos,
Helena.

Estúpidas idioteces.

A veces, en el frío mercado de las personalidades, te engañan, y cuando piensas que te llevas amistad, en realidad te llevas un puñado de falsedad, que no sabes donde dejarlo.
Otras, vas buscando a la sinceridad, y te encuentras con la mentira, que abunda mucho más, y es capaz de disfrazarse tan maravillosamente, que no te das ni cuenta.
Sin embargo, hay veces, muy pocas veces, me gustaría enfatizar, en las cuales, sin pretenderlo, un saquito de verdadera amistad aparece entre la falsedad. En ese momento, te das cuenta de que merece la pena seguir recorriendo el mercado, aunque tan solo sea para llevarte una alegría como ésa de vez en cuando.

P.D: Paula Sanchez, eres una completa idiota.