sábado, 14 de agosto de 2010

Strachatella


Llovía.

Me senté en un sofá, y me puse a comer helado mientras Let it be me traspasaba los tímpanos. Hacía rato que sonaba el teléfono, lo que solo trajo como consecuencia el volumen del vinilo y que las lágrimas consiguieran traspasar mis ojos.



Te odiaba, y eso era lo importante.


Sabía lo egoísta que era mi decisión. Sabía que apartarme de ti no iba a traer nada bueno y que fingir estar bien no iba a ser fácil, pero una amiga mía, me había descrito a la perfección en una frase: "Tardas en tomar las decisiones, pero, una vez que las tomas, te limitas a seguirlas, sin discusión posible".


Así que, me limité a acurrucarme en aquel jersey cinco tallas más grandes y a cerrar los ojos esperando quedarme dormida.

2 comentarios:

  1. Un día llegamos enclaustrar las emociones en sabores de helado.
    Desde ese día, prefiero el limón a la stracciatella

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  2. Es así, la decisión que tomas es la correcta, piensas que no existe vuelta atrás. Pero las personas pueden cambiar de parecer, y eso no es ningún error.

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