miércoles, 30 de marzo de 2011

-Ya he pasado este trago con ingenuos como tú.

Y todos me han decepcionado. -Así que no me mires así y déjame marchar. Sus ojos brillantes parecían reprocharme algo desde mi regazo. Fruncía el ceño y miraba para otro lado. Estaba a punto de llorar. Lo sabía. Conocía a la perfección esa reacción. Pero NUNCA me había pasado algo así. Y me sentía completamente ridículo en esta situación, no solo por la ropa que llevaba, que también, ni por todas las personas que nos estaban mirando fijamente, esperando una reacción por mi parte. Una gota de sudor se perdió por mi frente, e intenté... no sé, abrazarla, o algo, que se sintiera cómoda, por lo menos. Pero no. Saltó y se fue, y en ese momento parecía que lo único que sonaba en aquel supermercado eran sus pequeños zapatitos de charol. Y me dejó con la mayor cara de tonto que se me pudo poner en toda mi vida. Me dejó ahí, plantado, con el corazón en un puño, y el traje de Papá Nöel recién estrenado. -El si-siguiente-alcancé a tartamudear.

1 comentario:

  1. Y todos me han decepcionado

    Cinco palabras que destruyen un alma y mil ilusiones

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