miércoles, 29 de diciembre de 2010

-Ven aquí, que aún falta mucho para que amanezca.


Lo miré por encima del hombro y traté de contener las náuseas. Estaba ahí, sentado en MI cama, refregando su asqueroso cuerpo contra MIS sábanas, como si fuera el dueño del mundo. Como si el asqueroso precio que pagaba por estar aquí le diese derecho a hacer lo que quisiera o tratarme como quisiera. Y NO. Yo NO era un juguete. A mi NO me podía comprar...A mi no me podía comprar...a mi no...


Suspiré, y me volví frente al espejo. Otra vez las náuseas. Asco. Asco es lo que me daba. ¿Cómo había podido llegar hasta este extremo?¿De verdad no había otra salida?¿De verdad era necesario? Él volvió a interrumpir el hilo de mis pensamientos con su voz pastosa, arrastrando cada sílaba.


-Vamos, preciosa...ya verás qué bien te lo hago pasar...


Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo.


-Y suéltate el pelo, que me pones mCursivaás así.


Tratando de no mirar su reflejo en el cristal, me deshice el moño, y sentí cómo las puntas de mi pelo rozaban mi cintura. Finalmente, fui junto a él.


Y mientras comenzaba a acariciarme, y a susurrarme palabras al oído, apreté muy fuerte los ojos. Tanto, que me dolieron. Una noche más...tan sólo una noche más...


-Ya verás cuánto te gusta esto, preciosa...

2 comentarios:

  1. Ugh, me han entrado hasta escalofríos, que gente tan tan sucia que hay por ahí :(

    ResponderEliminar
  2. Y, si la magdalena
    Pide un trago,
    Tú la invitas a cien
    Que yo los pago.

    ResponderEliminar

won't you come out to play?