jueves, 14 de junio de 2012

Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido

El asesino era el pastelero.
El que le vendió aquellos bollitos que chorreaban nata y chocolate al nieto de la vecina del tercero derecha, la de los rulos.
El que guardaba siempre los mejores pasteles a la que cantaba ópera todos los domingos por la mañana, ya que era su mejor cliente.
El que salvó de ser atropellado a aquel niño tan torpe, de quien se burlaban todos sus compañeros en el colegio.
El mismo que compraba la carne todos los miércoles a el hijo del ciego, el hermano del que abrió el bar en aquella esquina.
Aquel que, en un brote de histeria inducida por los celos provocados al ver, como cada lunes a las siete desde hacía varios meses, a aquel extraño saliendo de su piso, hizo pedazos a su mujer sin mediar palabra alguna.
"Siempre saludaba"-comentaron las vecinas en la tele.

1 comentario:

won't you come out to play?