No me preguntaste ni quién eras ni de dónde venías ni a dónde vas, si no qué ingrediente eras. Que si la masa, que lo soporta todo, que si el queso, que puede ser fuerte o débil, que si las aceitunas negras, que todo el mundo odia y quita, me decías. Nada de eso, mon amour, porque hoy he concluído que eres orégano,
el que da el sabor,
el que apenas se ve, pero en seguida se nota,
el imprescindible en toda buena pizza.
Y lo importante es no olvidar que no todo el campo es orégano...
ResponderEliminarPensar que llevo tres días leyendo el maldito texto de arriba para abajo y de abajo para arriba y sigo sin saber qué decirte a cambio...
ResponderEliminarPorque claro, es que, en realidad, ya lo sabes todo y todo está dicho... ¿Qué te voy a decir yo a ti, al jamón? Ya no me queda nada.
Todo el mundo sabe (o debería saber) que ser el orégano es complicado, porque claro, tan común y tan... 'encajable' en cualquier pizza. Pero claro, luego se combina con el jamón.
Y uno piensa, ¿cómo lo hacen?¿cómo lo consiguen? Sonreír cada día hasta que duelen las comisuras de los labios, entenderse con una mirada, aguantar la risa en los momentos más tensos, saber que siempre estarán ahí para complementarse, ayudar hasta en lo que no se puede, beber ron hasta la saciedad y, sobretodo, seguir pidiendo azucarillos de más para arruinar cafeterías...
Pues yo, querida amiga, he concluido una cosa: No tenemos gato.
Ah, no perdón, eso era otra cosa... que yo ya me lié sola...
Creo que después de todo esto (me refiero a año y medio de relación, no al comentario), queda muy poco por decir, pero tanto por contar. Queda todo mañana, sun, y cuando se nos acabe mañana, llegará otro, y otro, y otro, y estoy segura (después de todo lo que hemos vivido) que HOY SALE EL SOL.
AAAAH! Y recuerda que pase lo que pase lo que pase lo que pase estoy aquí (8)
Te quiere, D.