domingo, 17 de octubre de 2010

Un instante por años.


Como el tiempo jugaba siempre en su contra, decidió empezar a jugar ella con el tiempo. Y así, comenzó a convertir las horas en segundos y los segundos en años. Cambiando un instante por años y años por un instante. Bailó con los días, durmió con los meses, cantó con los años y vaciló a las horas.


Solía pararlo. Le encantaba esa sensación. Analizaba cada milésima de segundo como si fuera la última. Cada mirada, cada latido, cada sonrisa. Jugó tanto, que se le rompieron los juguetes...



...y el tiempo, se le vino encima.




1 comentario:

won't you come out to play?