domingo, 10 de octubre de 2010

Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero


Me temblaba el bolsillo pidiéndome que escogiera entre el olvido y la memoria, y eso, solo podía significar una cosa: ella estaba al otro lado.


La música inundó la habitación, y su voz recitó los versos que tanto nos gustaban a las dos. Se había acordado de mi. Cuando me colgó, me di cuenta de que el pelo de los brazos se me había puesto de punta, y le escribí un mensaje.


¿Pero qué puede llegar a representar un mensaje, comparado con lo que representa ella para mí?

1 comentario:

  1. Hay veces que las palabras dicen mucho (todo) y otras no sirven para absolutamente nada.
    Eso ocurre con las llamadas, los conciertos, los mensajes (más o menos idiotas), las tardes, los eventich, las witchis, la empanada y el café.
    El caso esque, en estos pocos meses, no ha habído nada que no me sirviera para crecer. Y cada sabor (ZAMBURIÑAS) y cada sobrecito de azucar (2) me ha hecho aprender mucho. Siempre han cambiado las cosas, dándole un giro argumental inesperado a todo.
    Debo agradecértelo, por lo tanto.
    Se despide un cacahuete disecado.
    Tu señora mujer.

    ResponderEliminar

won't you come out to play?