miércoles, 15 de septiembre de 2010

won't you come out to play?


La segunda vez que te vi, dos años habían pasado ya por los dos, pero cuando uno es niño, apenas se nota. Me acuerdo de que era un martes. Martes trece, para ser exactos. Nunca creí en la mala suerte, y no iba a empezar aquel día.

Para ir al colegio, tenía que pasar a la fuerza por tu calle. Y no te voy a mentir. Siempre me quedaba mirando a tu casa. Parecía interminable. Siempre me imaginaba cómo sería vivir allí. Siempre llegaba a la conclusión de que me perdería hasta para encontrar la puerta en una habitación.

El caso es que esa vez, te vi en la ventana. La sonrisa se te había borrado de la cara y en vez de dos, parecían cinco los años que habían pasado por tu mirada. Tenías la mirada perdida, y, de repente, te fijaste en mi. Diste un respingo, y te alejaste rápidamente. Yo, simplemente, me quedé paralizado.

Y fue entonces cuando esa puerta se abrió, y de nuevo tu cara asomó.

Esta vez, corriste hacia la puerta, y me miraste con esos ojos tan grandes que ocupaban la mayor parte de tu cara. Brillaban. Y formulaste la pregunta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

won't you come out to play?