
-Llega un momento en tu vida en el que tienes que afrontar la situación, por ucho que te desborde. Es ahí donde te das cuenta de que o solucionas tus problemas, o nadie te los va a solucionar. ¿Me entiendes?
Me miró a través de esas gafas enormes que ocupaban practicamente toda su cara y una sonrisa infantil apareció de la nada.
+No. No te entiendo. Yo no tengo que tomar una decisión si no quiero.
Me crucé de brazos.
-Veo que no quieres entender que tienes que elegir.
+¿Sabes que te digo?
Háblale a la mano.
Me enfado, no respiro y me hago pera.
ResponderEliminar