domingo, 9 de mayo de 2010

Galletas.

El otro día me dijiste que la vida era como una caja de galletas, me dijiste que siempre nos comíamos las galletas buenas, y que luego no sabíamos qué hacer con las malas. Yo no estoy del todo de acuerdo:
En una caja de galletas hay muchas clases de galletas. Algunas te gustan y otras no (interesante). También hay algunas que no las conoces y dices que no te gustan y dejas que se las coman otros (la que tienen fruta, esas son). Piensas que no merecen la pena hasta que un gran día, cansado de las otras galletas decides probar esa galleta y piensas "qué tonto he sido al no haberla probado antes, estaba delante de mi todos los´días, llamándome, diciéndome con sus virutitas que la comiera y yo no hice caso.
Con esto quiero decir que a veces las ossas que parecen malas te ayudan, por lo que en vez de acabar con ello cuanto antes fijate bien en todo y aprende de los fallos porque si en cada caja de galletas solo hubiera galletas que te gustan la vida sería un problema en sí mismo.
Esto sí es filosofía, pero es cierto, yo lo he aprendido de manera empírica (se podría decir que yo he comido las galletas que no me gustan antes que als que me gustan).
Por último, decirte que eres una de las mejores galletas de mi caja (¿qué sabor tendría Helena? Seguro que manzana) interesante. Que te vaya todo bien.

Quiero recalcar que este texto, no lo he escrito yo, aunque probablemente, ya lo habréis deducido.

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