Nuestro cuerpo tiene reservas de grasa (o, si lo preferís, energía, que suena más fino)

por si acaso un día se ve en peligro y decide utilizarlas. Cambiaría cada una de esas reservas, exponiendome a cualquier peligro físico, porque
ellas tuvieran, aunque fueran diminutas, reservas de felicidad, por si algún día, ala tristeza se le ocurre volver a atacarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
won't you come out to play?