viernes, 28 de enero de 2011

We weren't born to follow



Había tardado más de lo normal en llegar hasta allí. De hecho, había calculado el tiempo, y había tardado aproximádamente quince minutos más de la cuenta. Y ahora era incapaz de mover ni un músculo. El aire me golpeaba en la cara y cortaba mi piel y mis ganas de llorar. Traté de dejar mi mente en blanco, a la espera de que no me inundasen los recuerdos como cada vez que pensaba en lo mejor para mí, o lo que yo creía que era lo mejor para mí. Pero, de nuevo, no lo conseguí. Suspiré. Y me sentí idiota. Idiota por pensar que él vendría. Y me abrazaría. Y me diría que no pasaba nada. Que todo había terminado ya. Que me iba a abrazar todo lo que yo quisiera. Y lo que no quisiera, tambien. Pero no. No iba a venir. Me había engañado a mi misma. Y ahora tendría que volver sola a casa. Y comprobar por mí misma que no tenía a nadie a mi lado. Que no me podía aferrar a un clavo ardiendo. Que tenía que abrir los ojos.

Pasé un pie por encima de la barandilla. Luego el otro, y, lentamente, me alejé de aquella zona.


1 comentario:

won't you come out to play?