jueves, 30 de diciembre de 2010

-Has tenido suerte de llegarme a conocer.


Porque he nacido para triunfar. Me verás en los carteles al pasar. Mira mi cuerpo. Escucha mi voz. Llegaré a lo más alto. Me saldrán amigos hasta debajo de las piedras. Venderán los chicles que tire a la papelera a precio de oro.


+Cuando llenes tu cuerpo de drogas y alcohol, no cuentes conmigo para recogerte al caer.


-¿Tú? No me hagas reír. Yo ya no te necesito. Voy a ser una rock and roll star.




[...]




+Esa fue la última vez que la vi, señor comisario. Lo juro.

-Interesante.

+¿Me va a decir ahora, señor, por qué me ha hecho venir hasta aquí?

-La han asesinado. Unos tiros en la puerta de un hotel.


A la salida, no pude evitar tararear, mientras mis manos se calentaban en los bolsillos de mi gavardina:

Nena, ibas a ser una rock and roll star...


miércoles, 29 de diciembre de 2010

-Ven aquí, que aún falta mucho para que amanezca.


Lo miré por encima del hombro y traté de contener las náuseas. Estaba ahí, sentado en MI cama, refregando su asqueroso cuerpo contra MIS sábanas, como si fuera el dueño del mundo. Como si el asqueroso precio que pagaba por estar aquí le diese derecho a hacer lo que quisiera o tratarme como quisiera. Y NO. Yo NO era un juguete. A mi NO me podía comprar...A mi no me podía comprar...a mi no...


Suspiré, y me volví frente al espejo. Otra vez las náuseas. Asco. Asco es lo que me daba. ¿Cómo había podido llegar hasta este extremo?¿De verdad no había otra salida?¿De verdad era necesario? Él volvió a interrumpir el hilo de mis pensamientos con su voz pastosa, arrastrando cada sílaba.


-Vamos, preciosa...ya verás qué bien te lo hago pasar...


Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo.


-Y suéltate el pelo, que me pones mCursivaás así.


Tratando de no mirar su reflejo en el cristal, me deshice el moño, y sentí cómo las puntas de mi pelo rozaban mi cintura. Finalmente, fui junto a él.


Y mientras comenzaba a acariciarme, y a susurrarme palabras al oído, apreté muy fuerte los ojos. Tanto, que me dolieron. Una noche más...tan sólo una noche más...


-Ya verás cuánto te gusta esto, preciosa...

lunes, 27 de diciembre de 2010

Y luego vuelves a casa, sin pena ni gloria, ni principe azul


Para decirme que has tenido otro mal día.

Y que no puedes más, que no aguantas el trabajo, ni los compañeros, ni tu casa. Que estás sola. Que no tienes a nadie.

Para decirme que, por no aguantar, no aguantas ni a la gente de la calle, que te analizan a cada paso que das, que te juzgan, que te traspasan.

Que no aguantas el frío, que te paraliza.

Que quieres tirar la toalla. Que te rindes. Que punto. Que se acabó.

Y te miro. Y me miras.


Y yo no sé como decirte, que el cielo está en el suelo, que el bien es el espejo del mal, cómo contarte, que al tren del desconsuelo,


si subes no es tan fácil bajar.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Efe erre i o


Tenía frías las orejas

y congeladas las manos.

No sentía los pies

y me pesaban las pestañas.

Cerré los ojos, un minuto, nada más,

y, de repente,



calor.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Ahora que todos los cuentos

parecen el cuento de nunca empezar...




Que sepas que nunca, NADA, se arregló llorando. Pero así es como les gustaría verte. Así que aprienta fuerte los puños, contén el aliento, y sonríe, y sonríeles. Hazles creer que todo va bien. Clávate las uñas si hace falta, pero no derrames ni una lágrima...








...porque nunca, NADA, se arregló llorando.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Something in her smile.

she knows...





Algo había desaparecido. Era extraño, porque en realidad, todo estaba ahí: las comisuras de sus labios se habían vuelto a curvar hacia arriba haciendo que parecieran más finos. Y asomaban ya sus dientes, blancos, perfectamente alineados. Pero faltaba algo. Fruncí el entrecejo, intentando concentrarme para descubrir qué faltaba. Y me fastidiaba no saber qué era. Se puso seria de repente. Rocé con la mano su mandíbula, recorriendo la línea de su clavícula, y luego dibujé de nuevo con los dedos sus labios. Y se volvieron a curvar. Y esta vez fue diferente. Era una sonrisa más pequeña que la anterior,






pero era su sonrisa.

martes, 14 de diciembre de 2010

Y si no te escucho...

Grita.




Que se te desgarre la garganta. Que te duela la vergüenza.


Aprieta los ojos. Y los puños. Y los sentimientos también.


Exprímelos. Hasta que no puedas más.


Y caigas. Al suelo.


Al frío suelo.

Al duro suelo.



Y nunca te habrás sentido mejor.


Y si quieres más, pues...


Grita.

¿Donde está aquel rock and roll que me hiciste cuando eras poeta?

Me dijo mientras luchaba para mantenerse despierta. Yo la sujetaba como podía entre mis brazos mientras un desconocido le levantaba los huesos que habían quedado de esas piernas interminables que antes volvían locos a los niños de instituto. La cubrí con mi chaqueta, por si tenía frío, y me miró.

Fue ahí cuando recordé, y recordó, estoy seguro de ello, aquella noche en la playa, cuando me dijo que se iba. Que se marchaba a la ciudad. A conocer mundo. Le brilllaban los ojos entonces. Quería volar. A sus 17 años, se le había quedado pequeña la Tierra. Todos los chicos mataríamos por un beso suyo y las niñas se teñían de verde al verla llegar. Ella lo sabía, y caminaba siempre con la frente muy alta y la falda muy corta.


En el pueblo, todavía la llaman barbie superestar.



Pero se abandonó, y ahora ya no tiene alcohol en sangre, si no sangre en alcohol, y me suplica que me quede con ella. Una lágrima resbala por mi nariz al recordarla como era antes, hasta caer sobre su frágil muñeca.


-Sé que lo he hecho mal, pero no te vayas -insistió, mientras me agarraba de la camiseta con toda la fuerza que todavía le quedaba.


Yo solo pude inclinarme para contestarle al oído y con un hilo de voz:


-Terminaba tan triste que nunca loCursiva pude empezar.


Y en tanto cae la nieve del cielo de París.

Navegaba a la deriva en su mar de lágrimas perdida en aquel oscuro vacío. Bueno, en realidad lloraba en una esquina de su habitación, pero las palabras siempre han quedado más bonitas que los hechos, para que engañarse. Y en aquel momento, los hechos eran una mierda.
-Sé que no lo soñé -se decía a sí misma, mientras apretaba los ojos con fuerza y el reloj daba las dos de la madrugada.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Este hacerse mayor sin delicadeza.


Hoy vino a visitarme una vieja amiga. Al principio pensé que se trataba de alguna de sus compañeras, que últimamente me visitaban más que ella. Ella solía venir en las noches agónicas e interminables, cuando la oscuridad me envolvía y el interruptor me traicionaba. Por eso me sorprendió verla por aquí, aunque no tardé en notar la difrencia: ella se hacía de rogar, tardaba en salir, y, cuando lo hacía, era para deslizarse muy lentamente, casi a cámara lenta, por mi mejilla. Trazaba así su trayectoria suave, como una caricia, abriéndose camino hacia mi boca, donde yo la lograba callar, donde yo la ahogaba. Era entonces, y solo entonces, cuando dejaba degustar su sabor ácido. Se evaporaba con facilidad, dejando tan solo una pequeña parte de su esencia: el vacío.


-La próxima vez, te dejaré caer -le advertí.
[Estos ojos que no miden ni comparan,
ni se olvidan de tu cara]

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Is there anybody going to listen to OUR story?


Sí. Yo también soy la mala. La mala para los que no conocen mi historia, por supuesto, porque es muy fácil catalogar de mala a la que parece un pulpo y no a la guapa pelirroja, si, eso también lo sé hacer yo. Pero hoy, me siento buena (aunque no os lo creaís, sí, puedo serlo) y os voy a dar el privilegio de poder escuchar mi historia. Porque a eso es a lo que habéis venido, ¿o no?

Bien. Como podeis comprobar, salí bastante peor parada que la otra niñata, que por ser la hija del rey de los mares, ya se cree que puede hacer de todo. Neptuno. El gran Neptuno. Poderoso y exigente...con todos menos con su preciosa hijita. Fue él quien me prohibió volver a la superficie, condenándome a no verlo. Si, exacto. Yo también me enamoré de él. ¿La diferencia entre la pelirroja y yo? Bueno, yo me enamoré de él porque lo conocía. Ella fue mirarlo y ¡pam! "oooh estoy enamoradisisiisisisisima, porfa papi, venga dejame salir a la superficie, bueno, o si no, lo haré yo por mi cuenta, total, como siempre vas a estar ahí para respaldarme..."

El caso. Os lo resumo, que sé de sobra que no os gusta leer, panda de vagos: era joven, bonita (no parecía un pulpo ni nada), salí por curiosidad adolescente, lo encontré, me gustó, le gusté, Neptuno vino y con su voz grave de "aquí se hace lo que yo mando y una criatura marina y una terrestre son incompatibles" Y ¡zasca! adios a su memoria y a mi hermosura.

Y claro, luego vino su niñita, y cambió la cosa. ¿Por qué me tenía yo que quedar de brazos cruzados? ¿No era injusto que ella pudiera tenerlo y yo no? Sí, lo hice, la empujé a subir. Pero solo lo hice para que Neptuno probara de su propia medicina por una vez en la vida. Para que supiera, que el poder tiene su precio. Pensé que castigaría a su hija, pero todo me salió mal.

Para empezar, nunca creí que él se pudiera enamorar de ella sin haberla conocido antes. Porque sí, se encaprichó de ella en DOS DÍAS. Supongo que tendría una conversación muy agradable, la chiquilla, ah, no, espera, que su voz la tenía yo. Me dolió. Me dolió infinitamente. Y subí. Subí para quitarle a ella lo que era mío. Lo sé. Los celos me cegaron. La envidia pudo conmigo. Pero, al fin y al cabo, ella salió victoriosa.

¿Tan mala fui?¿De veras?¿No tenía yo tanto derecho como ella a intentarlo con él?

Pero claro, es mucho mejor ocultar la verdad, y decir que la pulpo es la mala.

Sobre vuestra conciencia recae ahora, queridos míos.

Ti. Teu. Solpor.


Propúxenme escribir unhas verbas cando o solpor me deixase.

Propúxenme recitalas, musitalas, susurralas.

Quería sentilas.

Abandonáronme as palabras.

Fuxiron cos meus sentimentos.

Levounos o sol.

E así desapareceu todo co teu solpor.

martes, 7 de diciembre de 2010

Tengo las ideas oblicuas.


Quiero morfina.

No. Perdón.

Quiero gritar.

Era eso.

O placebo quizás.

Tal vez la risa sea la mejor solución.

O tal vez lo realmente grave sea no querer saber quien eres.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Cuando quemes tus naves

no me pierdas las llaves del cielo.




Ahora que ya el miedo no es infundado,

no me contradicen las miradas,

ni me callan los susurros

ni los sugus de limón me calman.


Hola, Diciembre.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Este nunca no esconde un ojalá


Era la primera vez que no me sentía cómodo en su presencia. Aquella habitación estaba impregnada de su aroma, el cual se me pegaba al cuerpo e introducía por todos los poros de mi piel embotándome el juicio y nublandome la vista. La única luz que había la emitía una bombilla que colgaba sobre nuestrass cabezas e iluiminaba tenuemente aquel escritorio, que era lo único que nos separaba en aquellos momentos.

Ella parecía tranquila: cruzaba sobre la mesa sus dos piernas, infinitas, vestidas con medias de rejilla las cuales desembocaban en su falda negra. Apenas veía su rostro, pero podía sentir cómo sus ojos azules me traspasaban. Una gota de sudor frío me recorrió la espalda provocándome un escalofrío. Pasó un tiempo hasta que me armé de valor para preguntárselo.


-¿Qué tiene él que no tenga yo?


Lo dije deprisa, corriendo, y apenas sin respirar. Lo sé, sonaba muy peliculero, pero NECESITABA saberlo.


Bajó las piernas para acercarse a la mesa, quedando a milímetros de mi. Contuve el aliento mientras le daba otra calada a aquel cigarrillo y echaba el humo en mi cara.


+Verás. Tú me tapabas de la lluvia, y él se empapa conmigo.


No entendí la respuesta. No era novedad. Nunca logré entender ninguna de las respuestas que ella me dio. Giré la cara.


+ Yo tambien quería preguntarte algo, si me lo permites.


-Adelante.


+¿De veras crees poder matarme con el revólver que llevas en el bolsillo trasero de tu pantalón?