jueves, 14 de junio de 2012

Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido

El asesino era el pastelero.
El que le vendió aquellos bollitos que chorreaban nata y chocolate al nieto de la vecina del tercero derecha, la de los rulos.
El que guardaba siempre los mejores pasteles a la que cantaba ópera todos los domingos por la mañana, ya que era su mejor cliente.
El que salvó de ser atropellado a aquel niño tan torpe, de quien se burlaban todos sus compañeros en el colegio.
El mismo que compraba la carne todos los miércoles a el hijo del ciego, el hermano del que abrió el bar en aquella esquina.
Aquel que, en un brote de histeria inducida por los celos provocados al ver, como cada lunes a las siete desde hacía varios meses, a aquel extraño saliendo de su piso, hizo pedazos a su mujer sin mediar palabra alguna.
"Siempre saludaba"-comentaron las vecinas en la tele.

lunes, 11 de junio de 2012

Crónica de unos pensamientos anunciados

-Míralos, ahí abajo-me dijo en aquella tarde soleada desde la cima de aquel edificio de Nueva York.- se creen los amos del mundo, ¿sabes? Se creen que lo saben todo, que pueden controlar todo... y en cierta parte, no se equivocan. Ellos levantaron todos estos edificios, cambiaron ecosistemas, extinguieron especies, sembraron el pánico en innumerables ocasiones...Pero se odian entre ellos. Se matan, se envidian, recelan los unos de los otros...No son capaces de vivir en paz, y cada vez es peor. Con toda esa tecnología, creen poder hacer de todo. Y no pueden. ¿Sabes lo que aún no consiguieron?
No dije nada. Pasaron varios segundos hasta que al fin contestó:


Volar.


Luego ambos nos tiramos de aquel edificio, después de todo, era la época migratoria, y no nos podíamos quedar atrás.