miércoles, 24 de agosto de 2011

Y se fue por la puerta grande,

o por el garaje, según se mire.
Se marchó dejándome el techo en el suelo.
Aquella misma mañana, mi escoba se suicidó.

domingo, 21 de agosto de 2011

jueves, 18 de agosto de 2011

¿De dónde sale el sol?



¿De qué se esconde?




Eran las siete y cuarenta y cinco, y los ojos se me cerraban. El rocío había empapado mi ropa, y las consecuencias empezaban a notarse en mi garganta. Habíamos pasado allí toda la noche, sin ninguna tienda de campaña, saco de dormir o cualquier manta que pudiera recordarnos que en alguna parte seguía existiendo aquello a lo que llaman "calor". Fue entonces cuando lo vi, vino tan despacio, que apenas parecía moverse, pero su presencia se notó enseguida.




Apareció por aquellos árboles tan altos que hay justo detras de tu casa, aquellos que talaron apenas terminar el verano. Nada más verlo, me limpié las legañas y te desperté. Bostezaste y sonreíste, me miraste fijamente y me dijiste, muy serio.




-¿Ves? Te dije que hoy saldría el sol.

Nunca será demasiado tarde, princesa.

Esperanza no tenía más que el nombre,


además de los pies fríos, y triste la mirada.




Lloraba siempre en la ducha, no para esconderse de los demás, me decía, si no de ella misma, "así, las lágrimas se confunden con el agua que cae sobre mis hombros".




Cuando todo estaba mal, ella daba una fiesta. Invitaba a todos: conocidos y desconocidos, y bailaban hasta el amanecer. Luego se tumbaban a dormir, allí donde estuvieran, ya fuera playa, montaña, casa, jardín o luna llena en pleno agosto.




Fue ella con quien estuve aquella mañana azul de mayo, y no gris u oscura, como se suelen pintar estas escenas, cuando, despues de verme llorar en silencio, me dijo




-Aún a estas alturas, un último esfuerzo siempre valdrá la pena.







Quiero que me digas, amor,



que no todo fue naufragar



por haber creído que amar



era el verbo más bello.



Dímelo,



me va la vida en ello.